domingo, 11 de marzo de 2018

La vida "DESPUÉS"





LA VIDA "DESPUÉS"


  •  ¿Alguna vez te has preguntado por qué y para qué estamos aquí?
  • ¿Realmente somos lo único que existe aquí y ahora?
  • ¿Crees que hay algo más de lo que alcanzamos a ver? Y si lo crees ¿Cómo es?
  • ¿Qué hay al otro lado de “la vida”?
  • ¿Qué sucede realmente cuando morimos?
  • ¿Hay seres de luz con nosotros?
  • ¿Quiénes son los guías espirituales? ¿Podemos hablar con ellos?
  • ¿Qué pasa con nuestros seres queridos cuando se van? ¿Nos ven? ¿No nos ven? ¿Tenemos alguna forma de ponernos en contacto con ellos y saber si están bien?
Hay personas que piensan que la vida que tenemos ahora es la única que vamos a tener, y que cuando se termine, ya está, no hay nada más.
Hay otros, que ni siquiera se lo han planteado, o bien porque no les interesa, o bien porque les da un poco de miedo y mejor no pensar en ello.
Luego están aquellos que, aunque opinen que quizás haya algo más allá, no están seguros y no saben qué creer, aunque al menos la duda les despierta la curiosidad.
Y finalmente está el grupo, entre los que me incluyo, de los que piensan que esto no se puede terminar así, que no sería justo y que por fuerza debe haber algo más; y muchos, aunque no lo digan, lo saben porque seguramente han tenido la oportunidad de comprobarlo por ellos mismos.

¿Cómo puede ser eso posible? ¿Cómo lo han comprobado?

A veces oímos que nos llaman por nuestro nombre, como a lo lejos, o escuchamos un sonido “diferente” cerca de donde nos encontramos, o percibimos un olor, pequeñas luces o sombras, vemos algún papel, fotografía, libro abierto por una página en concreto que no debería estar allí, o tenemos la sensación de ser observados o de que hay alguien a nuestro lado.
Soñamos con un ser querido y escuchamos lo que nos dice tan claro como si estuviese a este lado, los aparatos eléctricos o con pilas se conectan o se apagan solos, o tal vez sientas que alguien te toca la cabeza o el pelo y por supuesto, allí no hay nadie, al menos que puedas ver.
Cuando encontramos un objeto “significativo” fuera de lugar, cuando se abren o cierran puertas o ventanas sin corriente alguna de aire porque todo estaba cerrado en casa, cuando pasan a través tuyo, o al contrario, y sientes un escalofrío magnífico y relajante que te hace sentir en paz.
Cuando aparecen ideas geniales en tu cabeza porque las “has consultado con la almohada”…

Los seres espirituales utilizan todo “lo que saben” para ponerse en contacto con nosotros y, aunque los tenemos bastante cerca, también es cierto que la comunicación no es fácil, y la mayor parte de culpa la tenemos nosotros porque, aunque ellos hagan esfuerzos extraordinarios para hacerse notar, por nuestra parte vamos cerrando todas las puertas porque en primer lugar nos da mucho miedo.

¿Cómo me puedo quitar este miedo?

Pues fomentando mi fuerza interior o espiritualidad y sobre todo, informándome, porque ciertamente, a lo que se conoce, no se le teme.

¿Esto nos puede pasar a todos? ¿Es cierto que todos podemos “conectar” con nuestros seres queridos?

Claro que sí, aunque para unos será más fácil que para otros, depende de la disposición que tengamos; y el poder hacerlo, no es solamente cosa de “videntes” es cosa de todos porque para empezar, todos tenemos esta capacidad. Todos tenemos la capacidad de “percibir” solo que en algunos está dormida, y lo está porque ellos quieren que esté así, por el nivel de vida estresante que llevan, por el miedo a lo desconocido, prejuicios, por mil razones. Sin embargo, tan solo hará falta una pequeña situación traumática o diferente en nuestras vidas, o una experiencia que nos marque para que, aquello que estaba dormido “despierte”.
Generalmente, tras permitirte a ti mismo admitir que todo esto es cierto y que tú, al igual que el resto de las personas, también posees “esa capacidad” necesaria para presentir lo que hay más allá de nuestros ojos, tu mente se hará más receptiva.
Pero al llamarlos, no debemos hacerlo con ansiedad o con angustia porque los guías no responden al miedo ni a las tensiones, solamente responden a la confianza, a la tranquilidad y al amor.

Cómo conectar con el “otro lado”

El contacto espiritual incluye muchas cosas: contacto con difuntos, comunicación con los maestros espirituales y otros seres de luz, contacto con los ángeles y seres de la naturaleza…
A nuestro lado hay unos seres tan maravillosos que, demostrando una paciencia infinita, nos tutelan y nos apoyan mientras esperan a que aprendamos. Son los guías espirituales, seres muy evolucionados cuya misión es la de ayudarnos y darnos consejo.
Siempre están ahí cuando los necesitamos, pero son tan respetuosos con nosotros y con nuestra libertad de decisión que no mediarán en nuestras vidas a menos que se lo pidamos, y aún así, seremos nosotros los que tengamos la última palabra. Cada uno decide su vida.
Aunque la mayoría de las veces solo tienen un poco más de experiencia que nosotros o simplemente más calidad de amor, es muy importante que los escuchemos ya que nos darán excelentes consejos porque son muy sabios. Pueden ser familiares fallecidos o también seres más elevados que se ofrecen voluntarios, pero, sean unos u otros, afortunadamente estamos eternamente unidos por un nexo natural y de amor existente entre ellos y nosotros.
Para comunicarse se dirigirán a cada persona de diferente manera y siempre en concordancia con su desarrollo o madurez espiritual, pues no podrán hablarle a alguien muy evolucionado de la misma forma que a quien no lo está, ya que a éste le sería muy difícil entender su mensaje. Por lo tanto, si es de vuestro agrado el comunicaros con ellos, estad seguros de que os responderán y de que además, se harán entender del modo que crean más conveniente para cada uno. Quizás mediante sueños o tal vez mediante imágenes, pensamientos, intuiciones...
Normalmente están cerca de nosotros y aunque estén inmersos en sus ocupaciones que no son otras más que aportar toda su sabiduría para el beneficio de los demás, ayudar a quien lo necesite, disfrutar de aquello que les guste hacer y prepararse para seguir su camino, también están muy interesados en las cosas que hacemos y si encuentran a alguien que mantiene el canal de comunicación abierto, intentan hablar y comunicarse simplemente porque pueden y les gusta.
Cuando recibimos un mensaje, siempre viene acompañado de una reacción física: calor, frío, el corazón se acelera, mariposas en el estómago, sensaciones de que alguien te está tocando el pelo o la cabeza, piel de gallina, etc…esto sucede porque tenemos que acomodarnos a su vibración y nuestro cuerpo nota esos reajustes que está haciendo nuestra parte espiritual. 

Para que la comunicación sea posible, Nosotros debemos elevar nuestras vibraciones y ellos deben descender las suyas.
Las vibraciones de nuestros seres queridos fallecidos, sobre todo cuando acaban de fallecer, normalmente son muy parecidas a las nuestras, es por esto que nos será más fácil comunicar con ellos.
La mejor manera para conectar es a través de los sueños porque la mente se abre y deja de ser una barrera que impide la comunicación.
Otra manera sería a través de la meditación, pues ésta hace que la mente entre en un segundo plano, dejando así el camino libre para que pueda realizarse una comunicación. Y por supuesto, a través de “viajes astrales”. Es cuando nuestro cuerpo astral se libera del cuerpo material y viaja a otra dimensión, al Astral.

Cuando percibimos a nuestros seres queridos o a otros seres de luz, lo hacemos de tres maneras: con los ojos físicos, desde nuestra mente, que, aunque nos asuste, siempre es más fácil abstraerse porque no percibes sus sentimientos y normalmente no ves nada, aunque “sabes” lo que es, y luego simplemente, si te conviene lo olvidas, o desde “el Astral”, a través de nuestro cuerpo astral. En este momento puedes percibir sus sentimientos y todos los detalles de la persona, del lugar donde aparece. Es una comunicación mucho más bonita.
En algún momento de nuestras vidas, todos hemos hecho un viaje astral. Se puede hacer de manera controlada, lo que requiere diferentes técnicas de concentración y mucho tesón y se puede hacer de manera espontánea, y ahí entramos nosotros, los que viajamos de gratis, casi sin comerlo ni beberlo, solamente con un poquito de intención.
A veces, durante el sueño nos desplazamos al Astral, ese lugar al que iremos después de pasar al otro lado, y aunque el Astral tenga varios planos, unos más “interesantes” que otros, generalmente vamos a un lugar muy bonito, y lo hacemos como preparación para lo que vendrá después, cuando debamos abandonar este mundo. Entonces todo nos parecerá al menos, conocido.

¿Qué señales me indican que he hecho un viaje astral?

Pues a veces me levanto con el cuerpo lleno se sudor, lleno agua, mojado desde los pies a la cabeza. Otras veces, aunque piense que he dormido como un tronco, me levanto con dolor en todo el cuerpo y la cara como desencajada o inflamada, otras veces, aunque yo no me entere, durante la noche he desprendido un gran calor…
Y especialmente porque recuerdo perfectamente todo lo que he “visto” o “soñado”, y si he tenido la suerte de encontrar a un ser querido fallecido y este me ha hablado, lo recordaré siempre, cada palabra que dijo, cada movimiento que hizo, y cada sensación maravillosa que me transmitió. Otra señal es cuando al despertar, tenemos la sensación de que hemos caído a nuestro cuerpo, como si nos hubiésemos tirado desde un precipicio para poder caer en nuestro interior.

¿Por qué hay veces en las que nuestros seres queridos u otras personas se nos aparecen y no nos hablan?

Pues simplemente porque no tienen nada que decir, solo han venido a ver cómo estabais, cuando tengan algo que decir ya se harán escuchar, no lo dudéis. Aunque a veces lo que se percibe es solo un residuo de energía, no siempre están ahí, pero los puedes llamar y si quieren vendrán a verte.
Cuanto más pequeños somos, más fuerte es la conexión, hasta los 7 u 8 años el vínculo con el otro lado es más fuerte, además, los niños no tienen tantos prejuicios como nosotros, por eso les resulta más fácil la comunicación, luego, al hacerse mayores e integrarse de lleno en el mundo material, esta facultad va pasando a segundo plano para quedar digamos “dormidita” en nuestro interior.

A veces confundimos a los guías espirituales con los ángeles, pero no debemos hacerlo porque no lo son. Los ángeles están a nuestro lado para protegernos, y los guías espirituales además de guiarnos, nos ayudan y nos dan consejo. Los ángeles son los protectores de un plan cósmico y aunque todos tenemos uno que nos protege, nos acompaña y viene enseguida cuando lo llamamos, no debemos confundir a los unos con los otros porque la misión de ambos es diferente.

Los espíritus que están con nosotros ¿nos pueden hacer daño?

Eso dependerá de nosotros, si somos débiles y fácilmente influenciables, pues por lo menos nos harán pasar un mal rato porque el susto no nos lo va a quitar nadie. Tened en cuenta que un ser cuando se muere, no se convierte automáticamente en santo, eso nos lo debemos de ganar cada uno. Todos debemos evolucionar y hemos de hacerlo a través de los actos positivos de bondad, de compasión y de amor que realicemos a lo largo de nuestra vida, de ésta y de la del otro lado.
Hay seres con mucho ego que nos contarán mentiras, de ahí el gran peligro que encierra el hacer la “Ouija” por ejemplo y otras cosas que muchos de nosotros hemos hecho a ciertas edades porque nos creíamos muy mayores y capacitados para todo.

Cuando alguien fallece ¿es bueno ponerle velas y hacerle peticiones?

No pasa nada si lo hacemos, pero al “pedirles” continuamente o siempre tener las velas encendidas, de alguna manera los estamos atando a nosotros y no los dejamos seguir con su camino.
Muchas veces encendemos velas y decimos que lo hacemos para que tengan luz, para que vean la luz y no se pierdan, pero no pensamos que los estamos reteniendo aquí, la luz que tienen que ver es otra.

¿Qué hay al otro lado? ¿Cómo será nuestra vida después del “Gran Viaje”?

Tememos a la muerte porque por norma las personas tememos todo aquello que no conocemos ni comprendemos. Y si bien no hemos de olvidar que se trata solo de una muerte física, pues el espíritu pervive para siempre, nuestra cultura no ha ahondado lo suficiente en este tema y por eso aún no estamos muy preparados. Y aunque se ha pretendido mostrarnos este hecho como algo natural, como una prolongación de nuestra vida o un cambio de estado, todavía somos reticentes y la mayoría de nosotros nos enfrentamos a ella desde el dolor.
Hemos de comprender y aceptar que la vida y la muerte son una transición más en nuestro proceso de evolución y así lo debemos sentir. Y aunque la temamos terriblemente porque pensamos que nos aleja de aquello que amamos, no hemos de verla como una separación traumática de todo lo que conocemos o como un fracaso de la vida, sino que debemos sentirla simplemente como parte del proceso de transición o como la puerta de entrada hacia una nueva existencia. Por eso, al partir, es importante hacerlo con la idea de dejar atrás la vida que ya ha sido vivida y la de comenzar otra nueva igual o más interesante que la anterior.
Nuestro cuerpo etéreo es muy parecido a nuestro cuerpo físico, pero sin imperfecciones, sin dolor, sin cansancio, sin enfermedades….recuperaremos la imagen que deseemos tener realmente y si necesitamos o decidimos comunicarnos con aquellos que dejamos atrás, también podremos hacerlo con la forma o la edad en la que ellos mejor nos recuerden.
Durante el proceso de adaptación o transición nos será relativamente fácil transmitir mensajes a nuestros seres queridos que quedaron en la tierra. De este modo podremos mostrarles que estamos bien y que somos felices o quizás terminar algo que dejamos inacabado o despedirnos de quien no pudimos.
Una vez concluido nuestro periodo de adaptación seguiremos con nuestro proceso de aprendizaje para poder prosperar y pasar a esferas más altas.
Podremos controlarlo todo con la mente y seremos capaces de crear con un solo pensamiento todo aquello que deseemos a la vez de poder desplazarnos con la fuerza de nuestra voluntad.

Al morir sentimos una sensación muy fuerte que nos impulsa a elevarnos y dirigirnos hacia la luz. En ese momento somos capaces de ver todo lo que hay a nuestro alrededor.
No sufrimos por aquellos que dejamos atrás, pues al quitarnos el lastre del cuerpo material, quedamos expuestos por completo a otro amor todavía más grande, más intenso y más verdadero, el cual tiene el don de mostrarnos la verdad y de hacernos comprender.
Poco a poco te irás dando cuenta de que posees todas tus capacidades mentales e incluso más y mejor, que puedes percibirlo todo y que te sientes muy bien, lleno de paz y de amor. No hay dolor, ni pena, ni angustia, ni siquiera tienes miedo, y por extraño que te pueda parecer en ningún momento te sientes solo.

Un instante después de abandonar el cuerpo, a continuación, la mayoría de nosotros veremos una especie de túnel por el cual nos desplazaremos hacia la luz, y mientras avanzamos por él, podremos sentir la presencia de los seres espirituales o quizás simplemente “escuchar” una especie de voz en off que nos habla por telepatía y nos guía.
No obstante, no todos veremos el famoso túnel, aunque aquellos que no lo vean, verán un camino, un campo maravilloso u otra especie de lugar o situación en la que también serán guiados hacia la luz.
Y allí, en la luz maravillosa, finalmente nos encontraremos con nuestros seres queridos que junto a los guías espirituales vendrán a recibirnos.
Ellos serán, en estos momentos, los encargados de acompañarnos, mostrarnos nuestro nuevo hogar y prestarnos toda la ayuda que necesitemos para comenzar nuestra recién estrenada “vida”.
Y precisamente, al traspasar esa luz extraordinaria, normalmente también comenzará una especie de repaso instantáneo o revisión general sobre aquellos momentos significativos de nuestra vida, momentos que verás pasar frente a ti como si de una película se tratase. Entonces, y frente a esta visión en la que todo quedará al descubierto, enseguida nos tocará hacer una reflexión o valoración sobre todo lo vivido, de manera que tras recordar, podamos estar en condiciones de decidir si nos sentimos satisfechos con nuestra vida anterior o si quizás podríamos haberlo hecho un poco mejor.

A día de hoy ¿Qué respuesta daríamos a éstas preguntas?

  • ¿Qué has hecho con su vida?
  • ¿Qué has aprendido de ella?
  • ¿Cuánto has amado? 
¿Alguien sabe responder? ¿Difícil verdad?

En el momento de la muerte física emprendemos el viaje más alucinante de nuestra vida y aquello que ahora nos rodea, aunque nuevo, seguirá siendo tan sólido para nosotros como el mundo que dejamos atrás.
Todos haremos el viaje, pero dependerá de cada uno el cómo, pues este estará supeditado al grado de aceptación que tengamos con respecto a nuestra nueva “vida” y de cómo nos enfrentemos a esta situación o cómo la asimilemos.
Algunos cruzarán conscientes y allí reconocerán a aquellos seres queridos que partieron antes y que vendrán a darles la bienvenida. Pero otros, con un menor grado de aceptación o con muchas dudas o temor, afrontarán inconscientes parte del camino siendo llevados entonces a un lugar especial para que se adapten y se recuperen. Si fuese necesario, los seres de luz te harán entrar en una especie de letargo o sueño reparador durante el cual serás atendido en unos lugares especiales de descanso. Allí te quedarás hasta haber alcanzado el nivel de energía necesario para tu completa recuperación. Y una vez restablecido, estos seres de luz seguirán a tu disposición para guiarte y responder a todas tus preguntas.
Pero hay otros, los menos, que podrán quedar atrapados entre los dos niveles del astral si no quieren irse o siguen tratando de alcanzar la parte material de su mundo anterior sin querer desprenderse de ella. Pues, las personas muy materialistas, tienen un cuerpo astral muy pesado y por esta razón les podría resultar difícil separarse de su cuerpo físico ya inservible. Así que, al no aceptar su nuevo estado, cabe la posibilidad de que entren en una confusión mental que los podría mantener atrapados por mucho tiempo entre los dos mundos.
Otros, al ver la luz del túnel quizás decidan no irse porque piensan que su familia los necesita y no quieren “abandonarlos”, nada más alejado de la verdad, pero ellos lo creen así. Y otros por temor a ser juzgados, dirán también que no y se quedarán en ese espacio entre dos mundos nada deseable.
Pero esto no es lo normal, lo normal es que nos resulte fácil separarnos de nuestro cuerpo físico o que posiblemente necesitemos un poco de ayuda para la transición, dependiendo claro está, de nuestra madurez espiritual. Aunque no importa recibir ayuda porque también es una experiencia agradable. Y para ayudarnos están ellos, los seres espirituales, siempre dispuestos y siempre atentos a nuestras necesidades.

Cuando comience la muerte física enseguida veremos una luz resplandeciente muy hermosa que aparecerá frente a nosotros. La razón de que esta luz nos parezca tan hermosa es porque forma parte de nuestra naturaleza y de nuestra esencia. Hemos de reconocerla como propia e ir hacia ella abandonando todo lo anterior.
Reconocimiento y liberación son simultáneos pues el reconocimiento de esa luz nos liberará instantáneamente. En ese momento la conciencia será separada de todo aquello que representaba para nosotros la vida diaria y la mente experimentará su propia liberación como un estallido de luz blanca radiante y muy pura.

Pero… ¿qué es lo más importante al pasar al otro lado?

Pues lo verdaderamente importante no son las creencias que tuviésemos durante nuestra vida terrenal, si no nuestros actos, es decir, lo que hicimos y la motivación que tuvimos al hacerlo.
Hay personas que son muy religiosas y piensan que tienen el “cielo” ganado porque cumplen con todos los preceptos sin faltar uno…
Cuidado, ser religioso no quiere decir ser espiritual. Al otro lado no se les escapa nada, todo queda registrado en nuestra mente y no nos valdrá intentar ocultar nuestros secretos, ni fingir, sobre todo como ya sabéis… porque no se puede.

¿Cómo seremos al otro lado?

En cuanto a nuestra “apariencia”, ya he dicho que nuestro cuerpo etérico será muy similar. Pero también conservaremos nuestra “personalidad”, que es la parte que se refiere a nuestra consciencia y recordaremos, sí, pero de otra manera, pues tras encontrar nuestro nuevo camino, nuestra realidad será diferente y la manera de actuar con respecto a todas las situaciones pasadas, presentes o futuras también lo será. Amaremos de otra manera, viviremos de otra manera y sentiremos de otra manera…mucho más verdadera, intensa y feliz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...