miércoles, 2 de agosto de 2017

Los "sin alma": portales orgánicos.



LOS “SIN ALMA”: 
PORTALES ORGÁNICOS

      
    Llamamos portales orgánicos a aquellos que consideramos han nacido sin espíritu, aunque la mayoría de las veces, al referirnos a ellos, por error o por costumbre los señalamos como seres sin alma.                     
                                                     
      Serían personas como el resto de la humanidad si no fuese porque les falta ese rasgo único, distintivo y maravilloso que nos identifica como seres de luz: el espíritu. No alcanzo a comprender el motivo de esta falta, sin embargo, si nos fijamos bien, y aunque a veces puedan pasarnos desapercibidos, es muy evidente que no son como el resto de los demás mortales. Físicamente sí, suelen ser bastante inteligentes y seguramente a lo largo de sus vidas gozarán de éxito y dinero, pero están demasiado influenciados por lo material y su ego siempre estará por encima de todo.

      Puede ser que sientan un poquito de “amor” hacia los suyos, pero a pesar de ello, nunca podrán comprender lo que hay más allá de las fronteras del cuerpo y de los cinco sentidos.

     Si te fijas bien, carecen de esa “luz” que ilumina a aquellos que sí tienen un espíritu activo, luz que proviene de LA Fuente, la chispa divina, energía que nos guiará durante todo nuestro recorrido hasta ser merecedores de volver de nuevo al origen.


    Son más comunes de lo que parece. Suelen relacionarse con su entorno generando dolor a aquel que se les acerca, y aunque no lo pretendan, la mayoría de las veces no pueden evitarlo porque esa es su forma de ser. Y es que al no tener espíritu, carecen de conciencia espiritual, no existiendo una parte de ellos que los ayude a controlar sus impulsos.

    Espiritualmente hablando, tampoco tienen un pasado ni un futuro. Solamente tienen presente y eso, aunque no lo sepan, ni les interese, de alguna manera se refleja en su carácter. Viven rápido y al día, es más, no les importa nada que no conlleve su propio beneficio.

    Básicamente materialistas, la mayoría de ellos son narcisistas y muy egocéntricos. Además, desconocen la empatía y el remordimiento.

   Debido a su peculiar “facultad” son seres temporales y vacíos que no sienten la necesidad de escuchar y aprender las lecciones que la vida, a fin de hacer posible nuestro crecimiento personal y espiritual, nos proporciona; de manera que, esencialmente, se dejan guiar por los sentidos y toman todo aquello que les apetece porque pueden y porque no les interesan los demás.

    Frenéticos y altamente superficiales, intentan continuamente nuevas experiencias de vida tratando de suplir una carencia irreemplazable, la paz interior y la dicha, buscando estímulos cada vez más fuertes que les hagan disfrutar del momento, no importa a quien hagan sufrir ni a quien dejen en el camino porque, ya lo habréis adivinado, son ellos los únicos verdaderamente importantes.

     Duramente enraizados en la supervivencia en el mundo físico, su ego es el centro de su vida. Viven al día, por ellos y para ellos y no entienden nada de lo espiritual, aunque tampoco les interesa pues, al no tener en sí mismos muestra alguna de que exista, no lo comprenden y al final llegan a pensar que no existe. En realidad no es que no quieran comprenderlo, es que no pueden hacerlo y por eso están tan concentrados en lo material y en lo social.

     Portadores de un ego dominante e incontrolable, en la mayoría de los casos su carácter es egocéntrico, violento, con desorden de la personalidad, narcisista, manipulador y un largo etcétera de calificativos similares. A veces nos asustan porque en nuestros patrones de comportamiento no cabe gente así, pero la mayoría de las veces no podremos ayudarles porque no nos entienden. Que no tienen culpa de ser como son, seguramente, pero es muy difícil convivir con ellos.

     No tienen espíritu, aunque por su condición de humanos, sí tienen alma, no obstante ésta tampoco tendrá muchas oportunidades para desarrollarse, así que estamos en las mismas. Sin un ápice de conciencia y viviendo en su mundo material, la mayoría de las veces no comprenden lo que están haciendo mal. Por el hecho de tener alma, también tienen una conciencia rudimentaria, aunque sin un espíritu que la apoye, su genética y su entorno se convertirán en su fuente de inspiración buscando emociones fuertes que les lleven a disfrutar al máximo aquello que en ese momento les interesa y nada más.


     Es triste, pero su vida actual es lo único que tienen y que van a tener, no hay nada más allá de ella, y de alguna manera lo presienten. Se forman al ser engendrados y adquieren su alma debido a su calidad de humanos, pero al carecer de espíritu, una vez terminado su ciclo vital, aunque su alma se encamine hacia el otro lado, enseguida se desvanecerá.

     Ellos no necesitan como nosotros tener lecciones de vida para aprender a amar, a ser humildes, a perdonar o a tener compasión, en primer lugar porque no las aprenderán. Suena muy duro, pero es así, lo único que harán ante un revés de la vida es aprender a esquivarlo y que la próxima vez recaiga sobre otro.


     Su existencia, guiada por el azar tiene el único propósito de proporcionarles “la diversión que se merecen”, sin importar qué, quien o quienes caigan en el intento. Pero al ser incapaces de alcanzar la plenitud, seguirán intentándolo cada vez con mayor intensidad y sin medida. Al no encontrar la verdadera felicidad en lo material, buscarán más y más emociones fuertes intentando sentir “algo” que automáticamente caerá en un vacío interminable cuando su objetivo se vea cumplido.

     Ahora bien, existe otro grupo de personas que por sus características similares pudieran ser confundidos con los anteriores; me refiero a aquellos que, aunque sí tienen su espíritu, éste permanece dormido o aletargado. Son personas negativas, igual que los sin espíritu, aunque hay una diferencia importante y es que éstos, aunque les sea difícil, sí pueden llegar a crecer espiritualmente y cambiar.

      ¿Por qué hay personas así? No lo sé.

     Pero no todos los sin espíritu son así, hay gente integrada que viven vidas sencillas pasando casi desapercibidas ante ellos mismos y los demás.

   ¿Qué hacer y cómo saber que estoy ante uno de ellos?

    Pues ante todo, si conoces a alguien con estas características, no juzgarlo, simplemente debes preguntarte si puedes o si merece la pena vivir o convivir con él o con ella, si absorbe tu energía, si te maltrata, si te sientes intimidado bajo su apariencia de poder, si te asusta, si le temes, si te hace sufrir continuamente, si no sabes cómo reaccionar frente a él o su personalidad te traspasa, y lo más trascendental, si merece la pena vivir todo eso.


    Así que recuerda, lo importante no es saber si carecen de espíritu o no, lo importante es si estás dispuesto a sufrir sus abusos, porque yo no creo que seamos mejores personas por aceptar este sufrimiento, así que, si no puedo cambiarlo, mejor poner tierra de por medio.

4 comentarios:

  1. muchas gracias por la explicacion. Saludos

    ResponderEliminar
  2. No entiendo este material de observación de esta clase de personas pero será posible que esto sea cierto me gustaría saber más del tema pues no se ve tan lejos de la realidad pues la humanidad a evolucionado tanto que todo es posible

    ResponderEliminar
  3. Que posibilidades hay, de que este tipo de personas, sufran visitas de almas en pena y tengan experiencias de este tipo? Lo pregunto porque en la casa se oyen ruidos y se ven cosas raras, pero a todos no nos da miedo, pero a una sola persona que es la que tiene una gran falta de empatia y mucha arrogancia en su trato con los demás, la que le da un miedo inmenso al grado de no dormir en la casa si se encuentra solo

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...