Cuando nos suceden cosas buenas, esperadas o inesperadas, siempre tenemos la necesidad de compartirlas con otros, pues el triunfo en solitario nos hace sentirnos insatisfechos, además tu alegría crece si la compartes y este impulso por compartir nos sale desde muy dentro haciendo que perdamos nuestra capacidad de egoísmo. Hemos sido creados para convivir con otras personas y para compartir haciendo de ello un acto de amor que ha de ser de alguna manera recíproco.
El sacrificio también es una manera de compartir, pero el sacrificio nunca debe ser en vano, no debes sacrificarte por otros simplemente porque así te lo han enseñado, debe de ser una especie de “sacrificio saludable” en el cual yo puedo sacrificar una parte de mi vida o algo importante para mí o que me gusta, pero a la vez recibo aquello que deseo o necesito. En este momento deja de ser sacrificio para convertirse en un acto de amor.
Nadie desea que sufras ni que te sacrifiques porque pienses que así llegarás antes, el Universo quiere que aprendas y evoluciones y que seas tú mismo quien elija gustoso, la manera de hacerlo. Hemos de buscar nuestra felicidad y compartirla con los demás de manera que podamos crecer interiormente. Recuerda que eres un ser de luz, y que esa luz está dentro de ti, pero si permites que el rencor viva en tu corazón, sería algo así como poner una cortina negra en tu ventana para no dejar pasar la luz del sol. Desaloja de tu vida aquello que te oprime y piensa que el pasado es solo eso, pasado, y aunque a veces vuelva lo malo, si no lo dejas entrar y guardas siempre los buenos recuerdos te sentirás mejor y podrás sonreir más fácilmente a la vida.
Al pensar en aquellos que nos hicieron daño sufrimos grandemente, pero esta vez y aunque sea muy difícil, no va a ser así, vamos a perdonar intentando comprender que lo que hicieron fue porque no sabían más o no sabían muy bien lo que estaban haciendo y hasta puede ser también que no sepan el daño que te hicieron. Si tienes fuerzas debes decírselo y preguntar el por qué y si decides que es mejor dejar las cosas como están, entonces…perdona, libérate y déjalos marchar en tu mente, piensa que esto lo haces solo por ti.
Poco a poco nos iremos quitando todo el lastre que nos pesa tanto que no nos deja ser felices y cuando la niebla se disipe y se abra nuestro corazón, nuestra vida se irá arreglando, tendremos más energía, nos sentiremos mucho mejor, mejorará nuestro aspecto y nuestra salud al quitar una gran parte del estrés que no nos dejaba lograr la paz, así la luz que nos llena se proyectará hacia fuera y todos podrán verla.
Ahora sería un buen momento para empezar a hacer un repaso a nuestras vidas y ver si en alguna ocasión hemos sido egoístas, si hemos mentido, si hemos hecho daño a alguien o si estamos haciendo daño a nuestro propio cuerpo…Y cuando estemos seguros de todo, intentaremos comunicar con las personas a las que creemos que hemos hecho daño y pidiendo perdón nos reconciliaremos con ellas y con nosotros mismos, si ellas no quieren perdonar ese es su problema, nosotros lo hemos intentado con sinceridad. En ese momento sentiremos como se alivia esa parte del pecho que sufría todo el peso de nuestros actos.
Liberarte del miedo y del egoísmo te hará crecer y ofrecerte a ti mismo y a los demás la posibilidad de ver y compartir tu felicidad y la luz que irradia esa cara tan bonita que tienes.
Se valiente, comparte, ama y se feliz. Disfruta tu vida.
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