sábado, 9 de agosto de 2014

Experiencias cercanas a la muerte



EXPERIENCIAS CERCANAS A LA MUERTE


Volvíamos a casa después de una tarde en la playa, cuando en el coche y en medio de una conversación cualquiera, mi esposo espontáneamente comenzó a contarme algo muy difícil para él y que había ocultado por más de 25 años…primero tímidamente y luego a borbotones empezó a salir de su corazón una de las más bellas historias que alguien podría relatar.

Al intentar la conversación en un principio sonaba tímido, sin embargo poco a poco y tras ver mi reacción comenzó a hablar sin recelo, me confesó que nunca se había atrevido a contárselo a nadie, quizás por miedo a que los demás lo rechazaran o pensaran que lo que él vivió fue simplemente fruto de una alucinación y que por esta causa se ha mantenido callado todos estos años, también conmigo, tal vez pensando que entre todas esas cosas que a mí me suceden, lo suyo solo era un pequeño granito de arena que no valía la pena narrar, pero por fin perdió el miedo y se decidió a contarlo y por eso le doy las gracias de todo corazón.

Hace 25 años sufrió una meningitis, en ese momento solo había dos clases de meningitis, la que te mataba y la que no. Entonces yo no le conocía, no obstante recuerdo que muchas veces hemos tenido conversaciones en las que me ha contado todo el proceso de su enfermedad y el gran el dolor que sufría, tan intenso que aunque el médico le administraba morfina, sin embargo no conseguía aliviarlo ni hacerle descansar. Imposible dormir, y tras 36 horas de calvario, esa noche de repente decidió que ya no podía más y reconociendo que había llegado su hora y que este sería su final en la tierra, por fin se sintió libre y en paz.

En el mismo instante de realizar este acto de aceptación plena comenzó a sentirse muy bien, advirtió que el dolor se había ido por completo, sintió la estabilidad que le faltaba y mucha, mucha paz, luego, miró hacia delante y pudo ver que en donde antes había una pared, ahora todo había cambiado y sin saber por qué ante él se había abierto un espacio en el que podía distinguir claramente una especie de túnel que parecía estar hecho de nubes, todo era precioso e iluminado y le animaba a continuar, sin embargo, antes de entrar en aquel túnel sintió la necesidad o la curiosidad de mirar atrás y entonces pudo ver muy claramente ese cuerpo que le pertenecía tumbado en la cama del hospital, aunque, con tristeza me cuenta que también vio al hombre de la cama de al lado, llorando y pidiendo ayuda porque creía que su compañero había muerto.

– ¡ Por favor que alguien le ayude ! – dice que gritaba - .

Mi marido es irlandés y en Irlanda los familiares no tienen la costumbre de acompañar a los enfermos en los hospitales por lo que no había allí nadie de su familia, solo el pobre hombre de la cama de al lado, al que John, veía llorar sin consuelo.

Se tomó su tiempo y pudo ver también cada elemento de la habitación, y de nuevo, a él mismo tumbado en la cama, pero no se sorprendió, ni siquiera sintió pena, ni lástima...Su mente estaba clara y lúcida e incluso sentía que podía pensar más rápido de lo habitual, como si no hubiese límites para él.

Luego vio una especie de camino y comenzó a seguirlo en dirección a una luz muy bonita que se divisaba al final y por la que se sentía atraído, y aunque le pareció que no tenía mucho control sobre este hecho y que inevitablemente era reclamado por esa luz tan maravillosa, brillante e intensa, totalmente convencido, feliz, lleno de seguridad, armonía y amor, continuó por su túnel hecho de nubes y se dirigió lleno de esperanza hacia la luz que lo llamaba. Me cuenta que quería ir allí porque era una luz extraordinaria y radiante que desprendía mucha paz y que le gustaba mucho. En ningún momento tuvo dudas ni pensó en volver atrás pues pensaba que esa no era una opción, él había comenzado su viaje y quería terminarlo porque allí se sentía muy bien, en paz consigo mismo y lleno de amor.

Tampoco tuvo miedo, no podía ver lo que había fuera del túnel pero le dio igual, y tras saberse liberado de su cuerpo se sintió más inmenso, libre y ligero…además, nunca dudó de ser él mismo, y pese a que ahora pensaba con mucha más claridad, sin embargo, sabía que esos pensamientos le pertenecían por completo y aunque efectivamente había visto su cuerpo allí abajo, en la habitación, no le importó y continuó su camino…entonces, y mientras se desplazaba a través del túnel dirigiéndose hacia la luz recuerda haber disfrutado de una sensación de ingravidez cada vez mayor y aunque cuenta que durante el trayecto no vio a nadie, no se sentía solo y sabía exactamente lo que quería y lo que tenía que hacer.

Relata y siente esta experiencia como un acontecimiento tan maravilloso que se queda sin palabras al expresar esa paz absoluta y ese amor incondicional que vivió en aquel momento, se sentía especial por ser merecedor de tanta felicidad y aceptaba su destino con alegría mientras avanzaba como flotando hacia esa luz de amor, maravillosa y brillante que lo llamaba.

Desconoce la duración del trayecto, sin embargo, al llegar al final del túnel e intentar entrar en la luz apreció que alguien lo retuvo en la entrada impidiéndole avanzar y a pesar de que no lo vio claramente recuerda perfectamente cómo un ser de luz le explicó sin palabras que no podía entrar allí porque no era su momento, aquella especie de fuerza le tendió su mano y sin hablar le hizo entender el mensaje e inmediatamente se encontró de vuelta en su cuerpo pero con mucho menos dolor, seis semanas después salió del hospital y tras año y medio recuperándose, quedó sin secuelas.

Le pregunté si había visto pasar su vida por delante como en una película, si había escuchado algún sonido o música, o si había visto a algún familiar y a todo me contestó que no. Luego, con una encantadora carita de inocencia, que yo no le conocía, me preguntó si yo le creía… y yo le contesté:

-Por supuesto que sí, que había tenido una experiencia cercana a la muerte y que eso era algo maravilloso.

Entonces me preguntó si podía ser efecto de la morfina pero yo sé que no, que realmente sucedió porque después de 25 años no lo ha olvidado y es capaz de contarlo con todo detalle y de contestar a cada una de mis preguntas que os aseguro han sido muchas. Añadió que una vez de regreso se sintió un poco triste pero que enseguida se llenó de esperanza y dio las gracias por esa nueva oportunidad. Ahora no le tiene miedo a la muerte, sin embargo desea de todo corazón y con todas sus fuerzas vivir y disfrutar de esta vida tan maravillosa y cuando llegue el momento de viajar al otro lado, sabe muy bien que volverá a recorrer el mismo camino y que montado en su caballo de nubes cruzará hacia el infinito.

Más tarde le pregunté si había pensado en la posibilidad de que fuese un sueño y su respuesta fue inmediata -no-, no fue un sueño, los sueños no son así, tan reales.

- ya lo sé, le contesté, solo quería asegurarme de que tú lo tienes tan claro como yo. Te quiero.


5 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Que hermoso compartir con todos esta experiencia tan intima, que trasmite esperanzas y optimismo ante una experiencia a la que comúnmente tememos tanto. Es un regalo para mi hoy conocer esta página y a Susy, a quien la "causalidad" me presenta de forma imprevista. Un placer conocerte "Susy". Te saludo con afecto desde Uruguay.

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