LA ENERGÍA ESPIRITUAL
Cuando viajamos hacia el otro lado no solemos hacerlo solos, nos vamos asistidos por aquellos que nos aman, seres de luz que viajaron antes, que nos ayudan y nos aportan la seguridad que necesitamos para realizar este cambio de estado además de mostrarnos como funcionan las cosas al otro lado y el modo en que hemos de utilizar, cuidar y respetar las nuevas fuentes de energía que usaremos a partir de este momento. Pero, al igual que sucede en el mundo físico no todos tienen el mismo tipo de energía ni la misma cantidad.
Recuerdo especialmente cuando alguien de mi familia que había cruzado hacía poco tiempo súbitamente se comunicó conmigo mientras dormía. Para todos es más fácil conectar con el otro lado mientras el cuerpo descansa y la mente queda libre... lo vi de lejos y me acerqué rápidamente, él también se acercó, mi corazón se llenó de alegría al poder saludar a alguien tan cercano a mí, iba bien vestido, con su apariencia normal aunque más joven, le pregunté si estaba bien, fui a abrazarlo y al acercarme contestó que sí, le dije que lo quería y quedé esperando una pequeña muestra de amor que no recibí, sin embargo y tras un momento de incertidumbre… al mirarlo de nuevo, pude ver con pesar aquellos ojos tristes carentes de luz... hablé muy rápido, siempre lo hago, porque nunca sé exactamente el tiempo del que dispongo, los factores que se han de conjugar para que estos encuentros sucedan son muchos e inestables así que me aseguro de que la persona a la que me dirijo reciba y entienda mi mensaje rápidamente y luego si queda tiempo sigo hablando, no sé si él se alegró o no al verme, no quiero hacer interpretaciones, pero, cuando fui a abrazarlo con todo mi amor, alargó su mano y tocó mi plexo solar, por un momento quedé desconcertada, no sabía lo que estaba pasando, aunque al mirarlo de nuevo intentando comprender, vi que atesoraba algo brillante que antes no tenía, supe entonces con tristeza que se trataba de energía, que me pertenecía y que él había retirado sin pensar y sin pedir permiso, su intención estaba muy clara, me sentí decepcionada, era evidente que él la necesitaba y sabía cómo obtenerla, pero si la hubiese pedido yo le habría dejado cogerla con todo mi amor... en su beneficio he de decir que solo cogió una parte.
Cuando viajamos al otro lado usamos gran cantidad de energía propia que hemos de aprender a dosificar, aunque también podemos contar con aquella que nos prestan nuestros guías espirituales y la que recogemos del propio Universo.
Tiempo después nos volvimos a reunir, su aspecto era un poco mejor, mi alegría fue muy grande, fui a abrazarlo y le dije que lo quería, él no habló, no me dijo que me quería pero alargó su mano y me ofreció un poquito de su energía, me emocioné mucho…entonces...llena de fe y esperanza, regesé.
Había aprendido una cosa: Siempre hay que dar una segunda oportunidad…
El hecho de que él recogiese mi energía a través del plexo solar se debe a que es en este lugar donde se encuentran todas las percepciones relacionadas con la persona misma, el poder, el control, la libertad y el ser y que a través de él, el hombre se comunica realmente con el Universo, es nuestro centro de energía por excelencia ya que físicamente se encarga de la asimilación de los alimentos y del agua, transformándolos en calor y energía, y psicológicamente se encarga de nuestro poder personal, de nuestra voluntad.
Al otro lado hemos de conseguir nuestra propia energía realizando aquellas actividades que nuestros maestros nos indican, ayudando a quien lo necesita o trabajando para el bien de la nueva comunidad a la que ahora pertenecemos. Con nuestra actividad y nuestra manera de ser iremos iluminando nuestro espíritu y llenándolo de luz completamente.
Y una cosa es segura…en algún momento volveremos a reunirnos con nuestros seres queridos, nos abrazaremos y empezaremos a conversar como si fuese ayer cuando nos separamos, entonces nos contaremos todas nuestras cosas y volveremos a caminar juntos para siempre.
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