VIVIENDO LA VIDA DE UN MODO MÁGICO
¿Existe la buena suerte?
Yo diría que si, pero añadiría que es el resultado directo del trabajo
personal de cada uno, tanto a nivel físico como espiritual, pues tiene mucho
que ver con cómo
acepto mi propia realidad y con la manera que tengo de enfrentarme a la
vida. Pero el ser afortunado no significa ser rico o tener éxito,
sino ser feliz y lograr la paz interior, pues no hay persona más fuerte que aquella
que está satisfecha con su vida y con lo que tiene. La bondad y la buena suerte van unidas, lo que uno da por un lado,
la vida se lo devuelve por otro y a veces multiplicado. Y si la persona no
espera compensación alguna al hacer el bien puede ser que la vida la compense
todavía mucho más.
¿Existe la magia?Si, magia es el nombre que damos a la buena suerte y a lo inesperado cuando nos sorprende, aunque cada uno de nosotros creamos nuestra propia magia y tenemos nuestro propio concepto sobre las cosas que son mágicas. Un día mágico, una noche mágica, un momento mágico, surgió la magia, había magia entre los dos… Son palabras habituales que todos hemos usado alguna vez para describir una situación que nos ha parecido maravillosa y siendo así pienso que mágico es pues todo aquello que altera la realidad de cada uno. Adornar nuestra existencia con momentos mágicos, creando la atmósfera adecuada a cada situación puede ser muy positivo pues nos servirá para apoyarnos en algo que nosotros mismos hemos creado y que resulta saludable para nuestro espíritu, además de ser una forma estupenda y fácil para poder concentrarnos y establecer comunicación con nuestro interior. El crear un escenario bonito y apropiado, el usar tus propias palabras, bellas y poéticas, nunca te hará daño si tus intenciones son buenas. No se trata de buscar fórmulas mágicas en libros extraños y pensar que me van a solucionar la vida sin tener que trabajar por ello, no se trata de dejarme engatusar por sueños imposibles, sino de hacer algo bonito y personal que me ayude a concentrar todas las fuerzas a mi alcance para construir algo bueno. Ver la vida de un modo mágico nos puede ser útil a la hora de enfrentarnos a ella, teniendo en cuenta que la herramienta más potente de la que disponemos es nuestra propia voluntad.
Dos de los ingredientes más importantes de la magia son la
fe y la pasión, si creemos en lo que hacemos, partimos de nuestra verdad interior y nuestra voluntad es sólida, cualquier
deseo podrá hacerse realidad, ya sea de la manera que esperamos o de otra
manera diferente que no habíamos imaginado, aunque podría resultarnos muy fácil engañarnos a nosotros
mismos pensando que pretendemos alguna cosa distinta de la que en realidad
deseamos pero que nos da miedo admitir.
El sentimiento mágico es algo que todos llevamos dentro, muchas veces tenemos objetos propios a los que les atribuimos
poderes extraordinarios, como una especie de talismanes que suelen ser diferentes según
cada persona pero en mayor o menor medida se trata de cosas personales que nos sirven de apoyo y nos ayudan a tener fe. Suelen ser fotos de nuestros hijos o de nuestros antepasados,
estampas de santos o vírgenes de nuestra devoción, versos o poemas inspirados
en nuestra fe religiosa, alguna figurita o prenda de ropa…en definitiva, cualquier cosa que nos inspire confianza. Todo esto está muy bien, pero si quiero que la magia entre en mi corazón he de intentar vivir de acuerdo con mis convicciones y luchar por aquello que deseo, he de abrir mis puertas a la vida e intentar disfrutar y llenar de paz y de amor cada momento de mi existencia, procurando ser cada vez mejor persona y viviendo esa magia desde un estado de humildad y búsqueda de la verdad que me acercará a ese lugar tan maravilloso e infinito que todos llevamos dentro donde se encuentran la sinceridad, la seguridad, la pureza de espíritu y las buenas intenciones. No es difícil, sólo basta con que te lo propongas sin tratar de engañarte a ti mismo porque entonces esa búsqueda mágica no serviría de nada.
Otra de las cosas importantes a tener en cuenta es la
capacidad que tiene el ser humano de modificar su entorno y recordar que cada acción que emprendamos
tiene una consecuencia posterior, según sean nuestras intenciones. La intención
es muy importante, si es pura, antes o después recibiremos aquello que habíamos
pedido, aunque muchas veces aquello que recibimos solo lo podremos interpretar... desde el corazón.
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