sábado, 20 de diciembre de 2014

Yo sé que los ángeles hablan de ti.



YO SÉ QUE LOS ÁNGELES HABLAN DE TI

Hoy sé un poquito más del lugar donde viven los ángeles. Durante un eterno segundo he visto una playa pequeña y preciosa, muy luminosa, con su mar en calma… el agua, de color turquesa, poseía matices dorados y anaranjados… Y… a la luz de su horizonte y por instinto, he tenido la certeza de que la eterna sabiduría del comienzo de los siglos había inspirado por completo toda aquella profundidad… misteriosa y reservada pero cálida y sublime. Mientras me reflejaba en su cristalina superficie he sabido que no era amenazador ni traicionero, sino lleno de paz y armonía. Sus aguas serenas y templadas parecían un poco más densas que las nuestras y mientras observaba su vaivén, la música de las minúsculas olas conseguía en un momento llenar mi corazón de amor y esperanza.

Alcancé a ver a unos seres que andaban distraídos paseando, eran muy altos y esbeltos y al recordarlos aparecen en mi mente un poco difusos porque aunque su figura era similar a la humana, desprendían una luz encantadora que les daba el brillo de la luna y del marfil. Me pareció que algunos llevaban un libro en su mano o algo similar, pero no entiendo que así sea en una civilización tan avanzada, no lo sé, solo explico lo que vi y lo que sentí. Y lo que sentí fue tremendamente hermoso y pensé que aunque en estos momentos me creía la reina del Universo por haber sido merecedora de tan magnífica visión, algún día eso se haría verdad en mí e iría allí para siempre.

Siempre he pensado que uno de los dones más grandes a los que un alma pueda aspirar es llegar a ser bendecida con el honor de ser llamada “maestro” y entonces, al ver a aquellos seres tan hermosos que me parecieron sublimes maestros de luz desee permanecer para siempre en aquella playa…y sabiendo que no era posible, en ese momento me hice la promesa de intentar elevar mi alma en esta Tierra, aunque enseguida la realidad me sacudió con su certeza y vi muy claro que no estaba haciendo lo suficiente para conseguirlo pues aún me quedaban muchos vestigios de rabia, de pena y de dolor.

Perdí realmente la inocencia el día en el que comprendí lo que pueden hacer por ti las personas malas…y entonces intenté entender y perdonar, sin embargo me di cuenta de que si he de perdonar es porque he juzgado primero, y eso no está bien, y aunque me duela, he de aprender a desterrar mi ignorancia y luchar con la voluntad, la verdad y el amor, si bien para mi triste cerebro humano sean enigmáticas muchas veces esas armas que sabemos que nos harán libres pero que la rabia probablemente no nos deje utilizar. No quiero ni puedo juzgar a nadie, bien, pero reconozco que está siendo muy difícil dejar de sentir esa rabia y pasar al vacío para dejar después que esa nada se inunde de alegría y amor y que aún me cuesta mucho comprender el hecho de que haya personas que disfruten así de la vida, haciendo daño a los demás. Aunque por otro lado, si no existiese el mal seguramente no conoceríamos la grandeza del bien y no lo valoraríamos en su esplendor o no pensaríamos en él como una de las gestas más grandes de la que el ser humano es capaz.

Y aunque yo se que las soluciones están dentro de mí, encontrar consuelo es muy difícil, sin embargo, cada pasito que doy me hace más fuerte y me ayuda a crecer y comienzo a comprender también que el apoyarme en los demás no me hace más débil sino más fuerte pues usando la valentía que habita en mi corazón debo apoyarme en los otros para aprender a ser apoyo y poder saltar por encima de lo malo para que no me toque.

Debemos de ser nuestros propios maestros y aprender de nuestros errores y de nuestras faltas y desplazarnos a lo largo de nuestras vidas siempre hacia delante, con humildad, pero con firmeza, sin dar tregua a la ignorancia, a la cobardía o a los malos sentimientos que puedan cubrir nuestro corazón y aislarlo de la luz. Camino sin temor porque sé que aquí siempre tendré el apoyo de la buena gente y que muy cerca de mí están todos aquellos seres espirituales que dedican cada segundo de su existencia a hacernos la vida más fácil, mientras que nosotros lo complicamos todo seguramente porque somos humanos y no sabemos más o porque nos fluye la condición, la raza y la sangre. Son tantas las cosas que aún nos quedan por hacer y tan corto el camino recorrido que aunque estemos 100 años ocupando nuestro lugar en la Tierra, seguramente no habremos aprendido lo suficiente, especialmente porque muchos de nosotros somos bastante sordos por dentro…Aunque existe un estado que verdaderamente hace de los humanos seres genialmente espectaculares y es “la voluntad” y la certeza de que tantas veces nos choquemos con el muro de la incomprensión o de la injusticia, tantas veces nos levantaremos y buscaremos de nuevo el camino, y lo intentaremos, y lo intentaremos…hasta conseguirlo y los ángeles lo saben y nos animan por ello.

¿Recuerdas cómo es tu ángel cuando habla contigo? Dulce y severo a la vez, sin embargo, cuando llega el momento de decidir el ángel calla porque sabe que es nuestro momento, y nos parece que estamos solos, pero no es cierto, bueno, eso ya lo sabéis, sólo se retiran por aquello del libre albedrío, porque de no ser así, de buena gana nos dirían todo lo que tenemos que hacer, pero entonces seríamos marionetas y no humanos, y las marionetas no aprenden a evolucionar…

Me gusta mucho seguir las pistas que van dejando mis ángeles ¿Sabes que entre ellos hablan sobre nosotros y se cuentan unos a otros las proezas de sus pupilos? Y estoy segura de que cuando caemos intentan disimular y justificarnos un poquito y apoyarnos mucho para que de nuevo nos pongamos en marcha con fuerza. ¿Cómo será una lágrima de ángel? No quiero que ni ángel llore por mí, no quiero que sufra y por eso voy a escuchar todo lo que tenga que decirme, aunque me señale la verdad y me duela…y seguramente me hablará en sueños o a través de un libro o de algo muy bonito y quizás al principio no entienda nada, pero él seguirá sin descanso hasta que por fin yo comprenda lo maravillosa que puede llegar a ser la vida. Quiero que mi ángel sea feliz, que se sienta orgulloso y que cuando hable sobre mí con sus compañeros o con nuestro Creador, no tenga que hacerlo con la boca pequeña porque aún no he sabido cómo arrancar el rencor de mi corazón o el dolor del centro de mi alma. Yo “solo” aspiro a ser libre y a sentirme grande y feliz por dentro y sé que tú también.

Un día alguien intentó decirme que la vida del ser humano desde que nacemos es una vida llena de pérdidas, que siempre, mientras andamos nuestro camino, vamos perdiendo algo y que debemos aprender de ello y madurar, perdemos a nuestros seres queridos, perdemos algún amor, etc.…pero yo no comparto esta teoría, al contrario, yo veo nuestra vida como una vida de ganancias y a medida que la recorremos vamos gradualmente ganando en sabiduría, generosidad, paz, amor, piedad, dignidad, emociones, recuerdos, alegrías, también tristezas, perdón, calma, confianza…Verdaderamente tenemos mucha suerte ¿no crees?.



2 comentarios:

  1. Hola Susy: a mi me encantaría pasear con esos seres de luz por la maravillosa playa que describes pero me temo que aun tengo que avanzar mucho por el camino de la paz y el amor. Gracias por tu energía positiva y por recordarnos estas verdades.
    Un abrazo. Montse.

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